Para afrontar los exámenes, los madrugones y las largas horas de estudio, debemos identificar claramente cuál es la finalidad de todo nuestro esfuerzo. Es decir debemos contestas a la gran pregunta ¿Qué quiero ser de mayor? Esa cuestión mantiene en vilo a cientos de estudiantes que no tienen claro a qué se quieren dedicar, ni tan siquiera cuál es su objetivo, preferencias y casi ni la rama.

Antes de plantearnos a qué nos queremos dedicar, debemos conocernos a nosotros mismo, qué se nos da bien, qué se no da mal. ¿Existe alguna profesión nueva? ¿Queremos trabajar para alguien o ser nuestro propio jefe?

Cuando vemos las opciones siempre es posible identificarse con más de un tipo, esto es normal no nos alarmemos. Lo principal es analizar y priorizar con cuál de estos tipos se asemeja más con nosotros. Además, es importante identificar si nuestra vocación se inclina más por el trabajo con “personas” o con “objetos”.

Por ejemplo, las personas que se inclinan más por el tipo artístico, social y de emprendimiento implica el trabajo con personas, mientras que el tipo de personalidad investigativo, realista o convencional requiere en mayor medida el trabajo con objetos (herramientas mecánicas, ordenadores, dispositivos, etc). Aunque todas las ocupaciones requieren el trabajo con personas y objetos, es esencial considerar que existen ocupaciones donde predomina el trabajo con personas o en otros casos el trabajo con objetos.

Seguramente te identificas con alguno de estos tipos, sin embargo no es suficiente decir «a mí me gusta estar con personas» «a mí me interesa el arte» «me llama la atención el trabajo de oficina», es necesario que identifiquemos nuestras capacidades, habilidades, destrezas, intereses, motivaciones y expectativas para reconocer nuestra vocación.

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¡Ánimo Doctrinianos!