El protocolo consiste en un conjunto de normas de cortesía que debemos seguir en las relaciones sociales y que se han establecido por costumbres. Dichas normas nos permiten saber cómo actuar, cómo vestirnos o qué se espera de nosotros en una relación social, ya sea en persona o por cualquier otro medio. Hoy como en la antigüedad, el protocolo está presente en nuestra vida diaria, al hablar con un superior o en nuestras relaciones cotidianas, muchas veces disfrazado de cortesía. Es por ello que hoy os traemos una pequeña recapitulación de algunas cuestiones básicas que todos debemos conocer.
Las buenas maneras.
Saber saludar.
El saludo es un gesto de cortesía que debe hacerse a todo el mundo, con independencia del grado de cercanía que se tenga. Al llegar a cualquier lugar debemos saludar a todos los presentes con un cortés buenos días, buenas tardes (a partir de las 12h) o buenas noches (a partir de las 19h). Posteriormente saludamos a los presentes según su rango, y relación. El saludo siempre debe ser cortés y educado.
Saber presentar. Social o laboralmente es preciso hacer presentaciones de personas que no se conocen entre sí, bien sea en una fiesta o celebración, o bien sea en una reunión de trabajo. Siempre debemos decir el nombre y apellido de la persona a la que estamos introduciendo, nuestra relación con ella y si procede el rango o trabajo que desarrolla, de esta forma contextualicemos al presentado y damos al receptor un posible tema de conversación.
Saber hablar. Las conversaciones son un eje importante en la relaciones sociales o laborales. Hay que saber cómo y de qué hablar. En este punto siempre os doy 2 consejos: 1 no habléis de ningún tema controvertido, política, religión, fútbol… pues si no conocéis al interlocutor esto os puede poner en un apuro. Y 2, no habléis vehementemente de ningún tema del que no seáis unos completos expertos. Me explico, podéis tratar un tema que dominéis poco con cierta cautela y por encima, de modo que si el receptor resulta ser un experto le dejéis explayarse, pero si nos hubiésemos dado de expertos y luego resulta que el otro sabe más, nos pueden dejar la cara bien colorada.
Saber escuchar. Si es importante saber hablar, es tanto o más importante saber escuchar. Estar atento a lo que dicen los demás. Remarcamos, saber escuchar que no es lo mismo que oír.
Vestir adecuadamente. El vestuario es la mejor tarjeta de presentación de una persona. Cambiar un mala primera impresión es bastante difícil. Hay que saber vestir de forma correcta en función del qué, cómo, cuándo y dónde. Cuando vayáis a un evento, cita o lugar que requiera una etiqueta informaros de la misma y seguidla a raja tabla. Podéis evidentemente darle vuestro toque personal, pero siempre atendiendo a las normas. En estos casos es mejor optar siempre por algo clásico y formal a algo extrovertido.
Ser puntual. La puntualidad dicen «es la cortesía de los reyes». Ser impuntual significa hacer esperar a otras personas, hacerlas perder un tiempo que no deberían malgastar en esa espera. Es una gran falta de cortesía y de educación.
Ser respetuoso. Las personas tienen sus ideas, sus creencias, sus formas de ver las cosas… y todo eso hay que respetarlo. El respeto también supone tratar a la gente acorde a su cargo, edad o jerarquía. El respeto supone no tutear a un desconocido. Principalmente el respeto no es más que tratar a los demás como te gustaría que te tratasen a tí.
Ser cordial y amable. Es importante tratar a los demás con amabilidad y cordialidad. No cuesta nada y se consigue mucho. Una frase mal dicha, un gesto grosero, un tono de voz inadecuado… son formas de actuar que no favorecen nada la buena convivencia entre las personas. En cambio, saber pedir las cosas «por favor», dar las «gracias», saber pedir disculpas… ayudan a mejorar nuestras relaciones con los demás y ayudan a tener una convivencia muchos más cordial y pacífica.
Saber despedir. Un saludo es un inicio. Una despedida, es un término, una conclusión. Hay que saber terminar una celebración, una reunión, una visita… de forma educada y cordial.
Ser cívico. Importante, aunque parece un término caído en el olvido. Tirar un papel al suelo, una colilla, una lata de refresco; dar los buenos días, respetar el mobiliario urbano, ceder el paso, sujetar una puerta, etc. son formas de actuar en la vida que deben inculcarse a todo el mundo; hay que enseñar estas reglas y formas de comportarse tanto en casa como en el colegio-escuela.
Modales en la mesa
- En la mesa no debemos apoyar los codos en ella, ni a los lados ni sujetando la cabeza.
- La servilleta se desdobla y se coloca sobre las piernas, se utilizará discretamente, en pequeños toques, se acerca a la boca y no al revés y se vuelve a dejar en su sitio.
- Debemos esperar a los demás comensales para empezar a comer.
- Es de mala educación comer deprisa engullendo los alimentos.
- No debemos inclinarnos excesivamente hacia el plato, recordar que es la comida quien se acerca a la boca y no a la inversa.
- No hablar nunca con la boca llena.
- No absorbemos la comida, ni la soplamos o devolvemos al plato NUNCA.
- Comer porciones pequeñas, no rebosantes.
- No meteremos el cuchillo o paleta de pescado en la boca.
- La paleta de pescado corta no arrastra.
- Bebemos una vez terminado todo lo que tengamos en la boca.
- No cortaremos o trocearemos el pan con cuchillo, ni los huevos fritos, la tortilla de patata, croquetas, pasta, ensalada o plátano.
- Si hay espaguetis no utilizaremos cuchara para ayudarnos.
- Los cubiertos se cogen correctamente con los dedos y no con toda la mano.
- Las aceitunas se toman con palillos o con los dedos, no con el tenedor.
- Una vez finalicemos el plato, colocaremos los cubiertos en el lado derecho, entre las 3 y las 6, sin cruzarlos.
- Solo cortaremos lo que vayamos a comer en ese momento, no se trocea todo.
- No fumar entre plato y plato.
- Si queremos levantarnos, esperaremos a que finalice la comida.
- Si nos entran ganas de estornudar o toser, giraremos la cabeza hacia un lado y taparemos la boca con un pañuelo.
Si te ha gustado el post, danos tú Me Gusta en Facebook.
¡Ánimo Doctrinianos!
